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Siembra de luna

Es un reconocimiento de nuestra sangre como un elemento sagrado, de devolver nuevamente parte de nosotras a La Madre Tierra, en un ritual de agradecimiento, consideración y propósitos. Así, poder nuevamente reconciliarnos con ese momento lunar que vivimos cada una de las mujeres.

Es importante el ritual en el restablecimiento de la conexión con los ciclos lunares que manejan todos los seres vivos sobre esta tierra, y de manera particular lo femenino, presente en todas las aguas que se mueven sobre esta tierra.

El hecho de recoger y guardar nuestra sangre de manera sagrada, hace que tengamos una diferente conexión con nosotros mismas, al olerla, verla, tocarla, y reconocer que no es un elemento de desecho, de vergüenza, de enfermedad. Es parte de nuestro ciclo de transformación y sanación permanente.

Sembrar la luna puede hacerse creando un altar en un sitio sagrado, en un árbol, regando las plantas en nuestras casas o jardines. Siempre debe estar acompañada de una buen intención o propósito personal, al entregarla a la tierra.

En Anthakarana a través del círculo y el campamento “Mujer, montaña y luna” se propone un espacio que nos permite establecer un puente donde se cruzan el mundo actual y el paradigma olvidado que han tejido nuestra historia de mujeres. Así venimos compartiendo la importancia de ritualizar y devolver nuestra luna a la tierra como un acto de pagamento. Tenemos actualmente un semillero de flores de cristal que con su infinito amor devuelven con cantos su precioso líquido sagrado. El campamento de cuatro días nos permite estar conectadas con nosotras y la montaña, desde este palpitar del territorio y acompañadas de la luna siempre viva.

Sembrar la luna es un acto simple de amor que nos lleva a reconocernos como dadoras de vida a celebrarnos cada 28 días por ser cíclicas y fluidas.

COMUNICADO:

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